“Lo bueno de la ciencia es que es cierta independientemente de si crees o no en ella” (Neil deGrasse Tyson)

Carta a un CEO (Sobre AI Act)

Estimado CEO:

Me dirijo a usted porque la conversación sobre Inteligencia Artificial en su consejo de administración está a punto de cambiar—o ya lo ha hecho.
Durante años, hemos celebrado la IA como un motor de innovación y eficiencia. Ahora, con la inminente aplicación de la Ley de IA de la UE (AI Act), la IA se ha reclasificado formalmente como un asunto de gobernanza, riesgo y responsabilidad corporativa.
El catalizador de este cambio es la "caja negra" (black box).
Aquella opacidad que solíamos aceptar como una limitación técnica ("no sabemos exactamente por qué el modelo decidió esto") ya no es una curiosidad inofensiva. Legalmente, es una confesión de negligencia.
Cuando sus sistemas de IA—ya sea evaluando un crédito, filtrando un candidato o diagnosticando a un paciente—tomen una decisión crítica, la pregunta "¿Por qué?" no vendrá solo de un cliente. Vendrá de un regulador. Y la falta de respuesta conlleva sanciones que pueden alcanzar el 7% de su facturación global anual.
Esto sitúa la gobernanza de la IA fuera del departamento de IT y la coloca directamente en la agenda del CEO.
No obstante, donde muchos ven una carga regulatoria, yo veo una clara ventaja estratégica. El desafío no es frenar la IA, sino profesionalizarla. Su respuesta no debe ser defensiva, sino ofensiva, y se basa en dos pilares:
Transparencia (Explicabilidad): Es su capacidad de responder al "por qué" de una decisión. Es la defensa de la justicia de su sistema ante un cliente y la prueba de supervisión ante un auditor.
- Trazabilidad (Linaje): Es su capacidad de probar el "cómo" y el "quién". Es la evidencia forense—el linaje de datos, las versiones del modelo, los registros de aprobación—que demuestra su diligencia debida ante un regulador.
- Ver la AI Act únicamente como un coste de cumplimiento es un error estratégico. Sus competidores, paralizados por el miedo a la regulación, frenarán.
Usted, en cambio, puede acelerar.
Invertir en una arquitectura de IA transparente y trazable no es un freno; es la infraestructura que le permite escalar de forma segura. Es lo que le da la confianza para desplegar nuevos modelos más rápido que el mercado, sabiendo que son robustos, fiables y, sobre todo, defendibles.
La gobernanza de la IA se convierte así en un acelerador competitivo.
Su rol no es entender los algoritmos, sino exigir responsabilidad. La pregunta clave para su CTO y su Chief Risk Officer ya no es "¿Funciona?", sino: "Si nos auditan mañana, ¿podemos probar cómo funciona y por qué ha tomado sus decisiones?"
La AI Act exige que tratemos nuestros activos de IA con el mismo rigor que nuestros activos financieros. Construir esta capacidad es, hoy, el fundamento de una estrategia de IA sostenible y ganadora.
Atentamente,

Otto F. Wagner


"¿Por qué esta magnífica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida mas fácil, nos aporta tan poca felicidad? La repuesta es esta, simplemente: porque aún no hemos aprendido a usarla con tino." (Albert Einstein)

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